Puede que estés leyendo estas líneas todavía en vacaciones y eso será estupendo porque todavía tienes tiempo para disfrutar y reflexionar.
En breve, retornarás a tus horarios habituales, a tus trayectos en metro, o en automóvil, para ir y venir al trabajo. Volverás a estar atrapado entre dos olorosos y mal lavados vecinos (metro) o entre dos trailers escupiendo humo negro (si estas en el coche).
Volverás a tu sala de estar, durante las escasas horas que tu contrato laboral te deja cada día para recuperar fuerzas y prepararte para volver al lío mañana por la mañana.
Una vez y otra vez más.
Nunca te planteaste dar un giro a tu vida, buscar un trabajo distingo. Pero todos los días, sin embargo, sueñas en secreto con “asesinar” a tu jefe, dar un portazo a tu empresa y por fín, ¡VIVIR!.
¿Injusticia?
El problema es que no puedes vivir de amor y agua del grifo. Sería demasiado sencillo…
Entonces, como la mayoría de los humanos, continúas intercambiando 5 días de tus 7 semanales, a cambio de las cortas semanas de vacaciones que te quedan, y la escasa jubilación que te prometen.
Sabes bien, que el intercambio no es justo.
Ceder tres cuartas partes de tu tiempo de vida a una empresa que desprecias, para recibir migajas a fin de mes es un trato injusto.
Pero todavía piensas que no tienes otra opción.
Y eso es normal, porque nos han machacado desde la cuna con la idea de que solo hay tres maneras de ganarse la vida: Ser ‘un buen empleado’ en una empresa que nos usa durante 30 o 40 años o…
tener suerte. Mucha suerte. Y ganar la lotería.
O nacer de pie en alguna familia afortunada…
¿Hay otras maneras de vivir bien sin matar a nadie, o traficar con dudosas sustancias?
La buena noticia es que hay otra manera. Y te voy a mostrar cómo decenas de miles de personas, como tu y yo, han despedido su jefe y creado su propio negocio. En chanclas, desde la playa, su sala de estar o donde quieran.
La mayoría de ellos comenzaron sin títulos, sin relaciones y sin dinero también. Y a menudo, incluso, con un buen montón de deudas.
Hoy hacen lo que aman. Viven de su pasión. Trabajan en chanclas, pijamas, o vaqueros. En su cocina, en la terraza de un bar, o en su piscina.
Soy como ellos, y te mostraré exactamente cómo lo hice. Y cómo puedes hacer lo mismo …