Déjame contarte uno de mis más crasos errores profesionales.
Desde el principio me he considerado un profesional comprometido con mi empresa y enfocado a conseguir resultados.
A tal punto llegaba mi obsesión que cuando me preguntaban "¿por qué no te vienes a tomar un café con el resto del equipo?", solía responder "no nos pagan para hacer relaciones sino para conseguir resultados". Puede que esto me sirviese cuando era un ingeniero de diseño, enfocado en resolver algún problema técnico concreto, pero la cosa se complicó cuando pasé a tareas más complejas y menos técnicas.
Aprendí a las duras la importancia de las relaciones en los resultados empresariales y la necesidad de establecer espacios para desarrollarlas.
Con la evolución tecnológica, me he encontrado dirigiendo equipos a distancia, siendo la comunicación principal los mails y los documentos compartidos por internet.
Los miembros de un equipo virtual no tienen la oportunidad del contacto físico o la cercanía que se dan al “compartir oficina, café y comentarios matinales”. Pero es ese tipo de intercambio personal donde se tratan temas como "¿qué hiciste este fin de semana?" que ayuda a los compañeros de trabajo a encontrar un terreno común.
Los equipos remotos necesitan dedicar tiempo para eso en las reuniones del grupo.
- Dedica unos minutos al inicio de cada reunión para obtener esas actualizaciones personales.
- Siempre empieza dando unos instantes para recibir a las personas y saber cómo se encuentran.
- Cuando empiezas a interactuar virtualmente con tu grupo, puedes ir un poco más allá pidiendo a los participantes que envíen una foto reciente y hacer un montaje que sirva de base a la introducción…
- Recuerda que ir más allá del trabajo significa valorar tanto al ejecutivo, como al ser humano, facetas que coexisten en cada participante.